Vivir una vida sostenible se ha convertido en una noble aspiración en muchos hogares en la actualidad. Los utensilios de un solo uso están siendo reemplazados gradualmente por alternativas reutilizables y compostables que mantienen los materiales de desecho fuera del ecosistema que, de otro modo, tardarían cientos de años en descomponerse.
Dado que el plástico, inventado en 1798, se reconoció como un problema de desecho grave en la década de 1980, la gente está volviendo cada vez más a lo básico: acero inoxidable, madera y vidrio. Sin embargo, ninguno de ellos tiene la elasticidad conveniente, liviana y flexible que ofrecen los plásticos. ¿Existe un material tan práctico como el plástico pero no tan dañino para el medioambiente? La silicona parece ser la respuesta.
Si bien la silicona tiene muchas ventajas similares al plástico, también debemos examinar sus efectos sobre el medioambiente y la salud humana para poder usarla de manera segura en el hogar.
¿Qué es la silicona?
A menudo se considera que la silicona es una opción más sostenible porque contiene sílice, un material derivado de la arena. Pero si bien su composición es ciertamente más natural que el plástico, también contiene aditivos sintéticos y químicos derivados de combustibles fósiles. Sin embargo, su fabricación no utiliza productos químicos tóxicos como los ftalatos, que suelen estar presentes en sus homólogos de plástico.
Entre las convenientes propiedades de la silicona se encuentra su resistencia a temperaturas extremas, ya que tiene un rango operativo de -73 °C a 220 °C (-100 °F a 430 °F) que la hace apta tanto para el congelador como para el horno. También es más duradera que el plástico, lo que prolonga la vida útil de los artículos de uso intensivo.
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La silicona tiene una amplia gama de usos, desde elementos esenciales para bebés hasta juguetes, utensilios de cocina y productos para hornear. Es fácil de limpiar, resistente a las manchas, antiadherente y se puede moldear prácticamente en cualquier cosa, desde bolsas de refrigerios suaves y translúcidas hasta utensilios de cocina resistentes.
Desafortunadamente, algunos estudios han revelado que este material versátil puede no ser completamente seguro en algunos casos.
¿Cuándo es insegura la silicona?
El principal riesgo del uso de silicona es su posible liberación de siloxanos, la columna vertebral de su estructura química. Los siloxanos se consideran cancerígenos potenciales, así como disruptores endocrinos y de la fertilidad.
La liberación de estos compuestos se detectó en dos estudios diferentes. El primer estudio, publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina en 2012, expuso leche, fórmula infantil y simulantes líquidos (soluciones de etanol en agua) a tetinas de silicona y utensilios para hornear de silicona. No se detectaron siloxanos en leche o fórmula infantil después de seis horas, lo que indica una migración limitada a estos dos fluidos. Los simulantes, sin embargo, se dejaron expuestos a la silicona durante más tiempo -72 horas-, tras lo cual se detectaron varios tipos de siloxanos, aunque no en concentraciones muy altas.
El segundo estudio, publicado en la misma revista en 2010, concluyó que cuando se cocinaba un pastel de carne en un molde de silicona, aumentaba la migración de siloxanos y que la lixiviación de siloxanos disminuía después de múltiples usos del mismo recipiente de silicona. Por el contrario, los productos lácteos cocinados en silicona tenían una migración de siloxano muy baja o no detectable, independientemente del contenido de grasa.
Aunque se necesita más investigación para comprender cuándo la silicona es propensa a liberar siloxanos, una recomendación popular es limitar su uso a temperaturas muy altas, especialmente con alimentos grasos, siempre que sea posible.
En cuanto a su impacto en el medioambiente, la silicona no se biodegrada ni se descompone. Su reciclaje requiere procedimientos particulares que sólo pueden realizarse en instalaciones especializadas. Cuando se reduce el ciclo, la silicona se convierte en aceite que se utiliza como lubricante industrial.
Aprovechando al máximo la silicona
A pesar de sus riesgos potenciales para la salud y el medioambiente, la silicona es, después de todo, una mejor opción que el plástico. Usada como sellos o aislantes, o para artículos como guantes para horno, agarradores de ollas o protectores contra salpicaduras, la silicona es segura, duradera y rentable.
Si se usa directamente para alimentos, es importante asegurarse de que la silicona sea de alta calidad, grado alimentario o clínico, y que no contenga rellenos. Una buena manera de verificar si hay rellenos es pellizcar la superficie de silicona en cualquier lugar, y si se ve algo blanco, significa que se han usado rellenos. La silicona de alta calidad no impartirá ningún olor a los alimentos, como pueden hacer algunos rellenos, y será menos probable que filtre productos químicos.
Usar buenos productos de silicona no solo es práctico, también se considera muy higiénico. La superficie lisa y duradera de la silicona no facilita la acumulación de bacterias microbianas que puede provocar el plástico que se raya fácilmente.
Como con todo en la vida, hay ventajas y desventajas a considerar sobre el uso de silicona. Si bien los materiales como el vidrio, el acero inoxidable y la madera o el bambú son una opción más sostenible, las propiedades prácticas de la silicona son mucho mayores que sus posibles problemas. Así que, si la silicona te puede ahorrar tiempo y dinero, no dudes en elegirla. Usado de manera responsable, puede ayudar a reducir los desechos sin poner en peligro su salud.
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