Comentario
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva para «estudiar» las posibilidades de crear una moneda digital nacional, como si los planes no se estuvieran gestando desde hace décadas.
La orden, firmada por Biden el miércoles 9 de marzo, prevé un doble objetivo. Uno es movilizar al Departamento del Tesoro y a otros para que estudien la posibilidad de implantar una moneda digital del banco central, o CBDC.
El otro es estudiar los pros y los contras de la implantación del dólar digital -uno lo suficientemente firme como para enfrentarse a criptodivisas pseudodescentralizadas como el Bitcoin– y asegurar que será lo que se llama «inclusivo».
El término «estudio» es particularmente notable aquí, como si los planes para establecer una moneda (cripto) mundial no hubieran estado en marcha durante décadas -o incluso siglos.
Trabajando ‘como el diablo’
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«Fundamentalmente, un enfoque estadounidense de los activos digitales fomenta la innovación pero mitiga los riesgos para los consumidores, los inversores y las empresas, la estabilidad financiera más amplia y el medio ambiente», afirmaron los altos funcionarios Brian Deese y Jake Sullivan en comentarios a la prensa el 9 de marzo.
Pero con Biden imponiendo constantemente sanciones más duras a Rusia y ahora prohibiendo oficialmente todo el petróleo ruso después de cerrar el grifo de la producción nacional, su administración está cometiendo a sabiendas un suicidio económico mientras hace subir aún más los precios de la energía, a pesar de que dijo que «trabajaría como el diablo» para mantener bajos los costes para los consumidores.
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Trabajando «como el diablo» o no, el conflicto ucraniano no podría ser más oportuno si hubiera una agenda detrás de todo esto para derribar el dólar, saquear la economía de Estados Unidos y crear un caos mundial para pretextualizar un nuevo sistema basado en un sistema global de CDBC recién acuñado y controlado por el gobierno, al estilo de las medidas económicas del paquete de Biden «Build Back Better».
Según algunos, es demasiado obvio que el dólar está destinado a estrellarse mientras que los precios del petróleo en auge se utilizan como excusa para encubrir la verdadera causa de la inflación actual, a saber, los billones de dólares en dinero extra circulantes durante los últimos años, impresos de la nada.
Esos billones fueron necesarios para rescatar a los bancos en quiebra y mantenerlos a flote a través de la flexibilización cuantitativa, rellenando los déficits presupuestarios de los estados y concediendo paquetes de ayuda para sacar a las pequeñas empresas del atolladero en el que se encontraban después de que se utilizaran medidas ineficaces y restrictivas de la Enfermedad del Coronavirus 2019 (COVID-19) para contrarrestar la pseudo pandemia .
La carta de inclusión o sistema de crédito social
Durante la rueda de prensa del 9 de marzo sobre la última orden ejecutiva, uno de los funcionarios que la presentaron afirmó que el dólar digital también promovería la inclusividad, ya que no habría requisitos de entrada ni comprobaciones de crédito; cualquiera puede –y debe– cooperar.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un comunicado que el plan para un CBDC estadounidense «apoyará la innovación responsable que podría dar lugar a beneficios sustanciales para la nación, los consumidores y las empresas», y al mismo tiempo abordará «los riesgos relacionados con las finanzas ilícitas, la protección de los consumidores y los inversores, y la prevención de las amenazas al sistema financiero y la economía en general».
Pero lo mismo podría decirse de lo contrario. Una vez instalada la criptodivisa controlada por el Estado, constituiría una herramienta perfecta para enganchar a cada ciudadano a un sistema vinculado a la identidad digital de la persona, que contendría todos sus datos, cuenta bancaria, estado de salud (vacunación), huella de carbono y, eventualmente, su puntuación de crédito social.
El dólar digital también se presenta como la solución para asegurar la estabilidad financiera y aumentar el control gubernamental sobre la circulación del dinero y los precios.
Pero una criptodivisa nacional no sólo puede mantenerse mejor controlada que sus homólogas teóricamente descentralizadas, sino que también puede mantener mejor controlados a sus usuarios. Y si no cumples con la norma o expresas una opinión discrepante, con un solo clic puedes ser excluido del sistema, en cuyo caso, no puedes comprar ni vender.
Un sistema financiero «govcoin» es también una herramienta perfecta para hacer que los ciudadanos sean totalmente dependientes del Estado, ya que los datos de todos están en el sistema. La demolición de la clase media y de las pequeñas empresas, ahogándolas con subidas de precios demenciales y regulaciones pandémicas asfixiantes, parece ser la configuración para esto.
La solución a todos estos desafíos globales también ya está preparada entre bastidores, una criptodivisa mundial bajo un gobierno centralizado global. Con otro conflicto militar en Ucrania, una tercera guerra mundial es todo lo que se necesita, y ese riesgo es lo que la humanidad enfrenta actualmente.
