Verdad, Inspiración, Esperanza

[Opinión] Cuando se ataca a Verdad, Benevolencia y Tolerancia, todos se convierten en víctimas

Published: 5 de noviembre de 2022
(Foto de Lerkrat Tangsri: https://www.pexels.com/es-es/foto/flor-rosa-lutos-91147/)

(Minghui.org) Los cherokees, una de las tribus nativas americanas, tienen una historia que fue transmitida de generación en generación. La historia es la siguiente:

Un abuelo le contaba a su nieto una pelea en su interior entre dos lobos: Uno era malo y representaba a la ira, envidia, pena, arrepentimiento, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego; el otro era bueno y representaba a la alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.

«¿Qué lobo ganará?», pensó el niño durante un rato y preguntó.

«El que alimentes», respondió el abuelo.

La moraleja del cuento es que nosotros controlamos el resultado de la batalla interior entre el bien y el mal. Siguiendo los valores tradicionales, como el confucianismo, la gente aprendió a ser «benévola, justa, cortés, sabia y leal». Con la armonía entre el Cielo, la Tierra y la Humanidad, la gente era capaz de seguir su conciencia y creía que «el bien se recompensa con el bien», así como que «el mal se encuentra con el mal».

Después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) tomara el poder en 1949, el régimen promovió el ateísmo y la ideología comunista de la lucha de clases, el engaño y la violencia. También destruyó los valores tradicionales y los sustituyó por la cultura del Partido Comunista. La erosión de los valores morales se agravó aún más después de que el régimen comenzara a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999.

El sufrimiento de una familia

El Sr. Chen Yunchuan y la Sra. Wang Lianrong eran residentes del pueblo de Canfangying, en el condado de Huailai, provincia de Hebei. Después de que la pareja comenzó a practicar Falun Dafa en 1997, ellos y sus cuatro hijos no solo mejoraron su salud, sino que también tuvieron una vida feliz siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Sin embargo, después de que el PCCh comenzara a reprimir Falun Dafa en 1999, la familia sufrió enormemente por mantener su fe. El hijo mayor de la familia, Aizhong, permaneció 7 días en el Centro de Detención de Dongbeiwang, en Beijing. En el gélido invierno, la policía le quitó toda la ropa y lo esposó al aire libre a un árbol. Le enterraron los pies en la nieve y el maltrato duró más de una hora.

Se enfrentó a más torturas durante los siguientes siete días y cuatro noches. La policía lo golpeó con picanas, le dio descargas eléctricas, le abofeteó, le dio patadas y lo privó del sueño. Con picanas eléctricas de 300.000 voltios, dieron descargas a Aizhong en la cabeza, en la cara, en ambos brazos, en el interior del muslo y en las partes íntimas. Como resultado, Aizhong perdió el conocimiento varias veces. Tenía ampollas por toda la parte superior del cuerpo, en el interior de los muslos, en la cara y en los brazos.

Pero Aizhong siguió negándose a ceder y la policía lo envió al Centro de Detención de Haidian, en Beijing. A pesar de las heridas, los guardias siguieron ordenando a los reclusos que abusaran de él. Le quitaron toda la ropa, lo arrastraron al patio y lo enterraron en la nieve. Después, varios reclusos le aplicaron un método de tortura llamado «cerradura de apertura»: un recluso sujetó los dedos de Aizhong con fuerza mientras otra persona introducía un cepillo de dientes con cerdas duras y lo hacía girar. Como resultado, los dedos de Aizhong se desgarraron y sangraron con un dolor extremo.

Su hermano menor, Aili, también fue detenido por practicar Falun Dafa y recluido en la Prisión de Jidong. Mientras lo torturaban, los guardias le preguntaban de vez en cuando si iba a seguir practicando Falun Dafa. La respuesta fue siempre afirmativa y lo torturaron con regularidad.

A causa de los prolongados abusos físicos, Aili quedó en estado vegetativo y perdió el conocimiento. A medianoche, los guardias pidieron a los reclusos que le echaran una tetera con agua hirviendo. Aili se despertó de golpe debido al dolor, y los guardias le preguntaron de nuevo si quería practicar Falun Dafa. Dijo que sí antes de volver a perder la conciencia. Los reclusos le echaron otra tetera de agua hirviendo.

Hongping, la hermana menor, fue golpeada y amenazada en un campo de trabajo por decenas de reclusos día y noche. Después de un año y medio, perdió la mitad de su peso corporal. Pero los guardias no se detuvieron y la obligaron a tomar drogas desconocidas, dejándola al borde de la muerte con un aspecto apagado.

Por si fuera poco, la madre de los hermanos, la señora Wang Lianrong, también fue detenida y llevada al Centro de Detención de Huairou, en Beijing. En un acto de inspección, los guardias le quitaron toda la ropa antes de ordenar a los reclusos que quitaran por la fuerza la ropa de su hija Hongping. Luego dieron descargas eléctricas a Hongping sin ropa con picanas eléctricas.

Al final, el Sr. Chen, la Sra. Wang, Aizhong, Aili y Hongping murieron como resultado de la persecución. Hongping solo tenía 32 años.

La familia Chen no es la única familia perseguida por su fe en Falun Dafa. Minghui.org documentó cerca de 5.000 casos de practicantes de Falun Dafa perseguidos hasta la muerte.

Jiang Zemin, exlíder del PCCh que inició la represión en 1999, afirmó en una ocasión: «Ser golpeado hasta la muerte se cuenta como suicidio» y «No se comprueba la identidad y se envía [el cuerpo] a la cremación directamente». Es probable que el número real de muertes de practicantes de Falun Dafa sea mucho mayor que el confirmado hasta ahora.

Muchas más víctimas

Ni siquiera los hijos de los practicantes de Falun Dafa se libraron de la persecución. La Sra. Liu, una practicante de la provincia de Jilin, fue a Beijing en el verano de 2002 para apelar por Falun Dafa. Fue detenida y enviada al Hospital Mental de Changping. Durante el día, no podía ver a ningún médico y solo había guardias y matones que golpeaban a los practicantes. Por la noche, estaba aterrorizada y oía gritos hasta el amanecer.

Por la noche, tres matones del psiquiátrico -apodados «cabezones, de pelo largo y mudos»- violaban en grupo a una niña, cuyos padres fueron perseguidos hasta la muerte en el Hospital Mental de Changping. Tras la muerte de sus padres, la niña fue violada por los tres matones por la noche. La Sra. Liu dijo que la niña solo tenía 9 años en ese momento y que la violación hizo que el lugar se convirtiera en un infierno.

El ataque del PCCh a los practicantes inocentes por vivir según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia solo hizo que más y más personas perdieran su conciencia. El lobo malvado dentro de la gente, como se mencionó al principio del artículo, se volvió salvaje y siguieron ciegamente al PCCh en la persecución a los practicantes de Falun Dafa. No pestañeaban cuando los practicantes eran torturados o incluso asesinados por sus órganos. Violar la ley o abusar de ella se convirtió en una norma para las fuerzas del orden, las procuradurías y los tribunales. Los jueces solían gritar en las salas de audiencia: «No hablen conmigo de la ley. Lo que he dicho es ley». «Tienes razón: aquí no cumplimos la ley. ¿Y qué?».

Desde los medios de comunicación hasta la industria del entretenimiento, desde la policía hasta los tribunales y el sistema judicial, todo el país se desvía de la honestidad y la integridad. La propaganda de odio que difama a Falun Dafa se incorporó a los libros de texto, a los exámenes e incluso a las pruebas de ingreso a la universidad. Alimentados por un odio tan abrumador, ¿qué podemos esperar para las generaciones futuras?

La decadencia moral ha llevado a una sociedad caótica en China, con prostitución, tráfico de drogas y violencia fuera de control. Cuando los pandilleros hacen daño a la gente en la calle, nadie se atreve a detenerlos. Ha habido demasiadas historias sobre la degeneración moral de la gente.

Un estudiante universitario de 21 años en Xi’an, provincia de Shanxi, atropelló a una mujer mientras conducía. En lugar de ayudarla, la apuñaló hasta la muerte para que no pudiera registrar su número de matrícula.

Un hombre de mediana edad de Beijing tuvo una disputa por el estacionamiento con una mujer. Se enfadó tanto que agarró a la bebé de dos años de la mujer del cochecito y arrojó a la niña desde el estacionamiento de varios pisos de altura. La niña murió.

Una joven fue secuestrada en la ciudad de Xuzhou, provincia de Jiangsu, y obligada a convertirse en esclava sexual de un hombre y sus dos hijos adultos, así como de funcionarios del pueblo. La mujer era encadenada cuando no era violada, pero el padre recibió irónicamente un premio de las autoridades locales por «acoger» a ocho hijos de la mujer.

Cuando se atenta contra valores universales como Verdad-Benevolencia-Tolerancia, todo el mundo se convierte en víctima. Para detener las interminables tragedias, tenemos que apoyar a los inocentes y rechazar al PCCh.

Artículo publicado originalmente por Minghui.org