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La Fundación Gates otorga 200 millones de dólares para ayudar a establecer un sistema de vigilancia de identificación digital global

Published: 10 de octubre de 2022
El magnate Bill Gates hablando en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el 24 de enero de 2013 (Foto: FEM vía Wikimedia Commons)

La Fundación Bill y Melinda Gates prometió recientemente 1.27 mil millones de dólares para apoyar los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Y de esta cifra, 200 millones de dólares se destinarán directamente a apoyar la creación de un sistema de identificación digital global.

Según un comunicado de prensa del 21 de septiembre publicado en el sitio web de la Fundación Gates, el paquete de $200 millones se utilizará para crear una infraestructura que «abarca herramientas tales como sistemas de pago interoperables, identificación digital, sistemas de intercambio de datos y bases de datos del registro civil».

Estas herramientas -según el comunicado- pretenden que los países sean “más resistentes a crisis como la escasez de alimentos, las amenazas a la salud pública y el cambio climático, así como para ayudar en la pandemia y la recuperación económica”.

Al «estilo chino»

Que occidente aspire cada vez más a la aparición de una tecnología digital global hizo surgir el espectro de un mecanismo de identificación centralizado que podría conducir a un sistema de crédito social al estilo chino en todo el mundo.

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El régimen chino hace tiempo creó su sistema de “crédito social” proporcionado por las grandes bases de datos (big data), basado en un sistema extremo de vigilancia y documentación que asigna una calificación a cada ciudadano y lo recompensa o castiga dependiendo de cada caso.

Con ello, la China comunista está moldeando una nueva forma de orden social.

“El sistema de crédito social que se está implementando en China representa la próxima pesadilla distópica del control estatal autoritario, combinada con bases de datos interconectados que permiten monitorear toda actividad social y económica significativa en la que un ciudadano participa con el propósito de ‘obedecerla’”, afirmó el Dr. Robert J. Bunker, profesor de investigación adjunto del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, para The Epoch Times.

La promesa de la Fundación Gates de 200 millones de dólares para la identificación digital global establecería un sistema peligrosamente parecido al de China. Sin embargo, organizaciones como el Foro Económico Mundial ven esto como algo bueno y afirman que el sistema de China en realidad ha “brindado beneficios tangibles” a sus ciudadanos.

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Agenda 2030 de la ONU

El 25 de septiembre de 2015, líderes de todo el mundo se reunieron en Nueva York para participar en la Cumbre de las Naciones Unidas (ONU) donde avalaron la Agenda para el Desarrollo Sostenible.

Un total de 193 estados miembros de la ONU se comprometieron a adoptar el documento llamado: “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, que integra 17 objetivos que son presentados con romanticismo, pero que en realidad muchos analistas denuncian que se trata de una imposición ideológica que obliga a vivir de una cierta manera y que -para lograr esto- primero hay que subvertir los valores milenarios de occidente, por ejemplo la religión, la familia, el pensamiento libre, etc.

El nuevo «estilo de vida» que proponen -indirectamente- implica tener una familia pequeña o no tener hijos, ser veganos o vegetarianos y asumir como un “derecho de salud reproductiva” al aborto.

Asimismo enfatiza la educación en base a la ideología de género y pro LGBT, mientras impulsa el supremacismo feminista.

Respecto al ambientalismo y su preocupación por el ‘cambio climático’, la idea sería no usar auto (o compartirlo) sino bicicletas, no usar combustibles y fomentar el uso de ‘energías verdes’ en detrimento de las otras energías que consideran más contaminantes para el medio ambiente.

Como varias políticas de la izquierda progresista y globalista, los autores de los textos utilizan eufemismos y algo que parece bueno en la superficie, por lo general tiene un inquietante trasfondo que -al llevarlo a la práctica- sería esclavizante para los ciudadanos.