Una de las obras de arte más famosa del mundo «La Gioconda», también conocida como Mona Lisa- fue vandalizada este domingo 29 de mayo en el Museo de Louvre de París por un hombre que le arrojó pastel a la pintura.
La obra -creada por el prolífico artista italiano Leonardo Da Vinci- no sufrió daños gracias al vidrio protector y a que el personal de seguridad actuó rápidamente.
Los espectadores asombrados grabaron el episodio aparentemente perpetrado por un ecologista.
El autor del atentado contra la Gioconda -según los videos y el relato de los testigos- fue un joven disfrazado con peluca y quien simulaba ser discapacitado ya que estaba en silla de ruedas. Primero intentó romper el vidrio a prueba de balas, para luego terminar untando pastel en el cristal.
Los vigilantes del museo limpiaron rápidamente el vidrio, momento que quedó registrado en videos y fotos de las decenas visitantes que se encontraban en el lugar.
Success
You are now signed up for our newsletter
Success
Check your email to complete sign up
En uno de los videos que se han viralizado, aparece el atacante, con peluca y gorra, manifestándose vehemente a favor de la protección del planeta, mientras que el personal de seguridad lo expulsaba de la sala.
«Piensen en la Tierra, hay gente que está destruyendo la tierra. Todos los artistas piensen en la Tierra. Por eso hice eso”, grita el vándalo ante la presencia de los visitantes del museo.
Los cristales en las obras de arte del Louvre comenzaron a aplicarse en 1907, luego de que una mujer acuchilló un lienzo de Ingres en nombre del anarquismo.
LEE TAMBIÉN: Una excavación arqueológica bajo la catedral de Notre Dame desentierra un hallazgo «extraordinario y emotivo»
Sin embargo, la protección del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci es más bien reciente y en el pasado la obra de arte más cara del mundo -su cotización estimada ronda los 2.5 billones de dólares- ha sufrido varios actos vandálicos.
En esta oportunidad, un fallo de seguridad del museo permitió que el ecologista accediese con un pastel al Louvre, aunque no es la primera vez que se produce un ataque de estas características contra el lienzo de Da Vinci.
En agosto de 2009, una turista lanzó una taza de té. Tres décadas antes, en 1974, mientras se exponía en Tokio una mujer en silla de ruedas protestó por la escasez de rampas rociando laca roja sobre los elementos de protección del cuadro.
A mediados del siglo pasado, concretamente en 1956, se registraron otros dos ataques. El primero de ellos a mano de un hombre que sufría el síndrome de Stendhal, quien lanzó ácido sulfúrico contra el lienzo y dañó el borde inferior. Poco tiempo después, un estudiante boliviano lanzó una piedra contra la obra.
