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Jefe de Agencia Espacial Rusa afirma que Ucrania fabricó misiles balísticos

Published: 5 de marzo de 2022
Tractor del ejército MZKT-79221 para el sistema de misiles Topol-M (RT-2PM2) fabricado por planta ucraniana Yuzhmash cuando era parte de la URSS. Wikimedia Commons.

La planta ucraniana Yuzhmash, que utiliza la base industrial comunista soviética, fabricó misiles balísticos que se convirtieron en una amenaza para Rusia, según declaró el director general de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitri Rogozin.

«Сuando me enteré de que sobre la antigua base soviética de Yuzhmash empezaron a fabricar misiles balísticos que ya eran una amenaza para Rusia, me di cuenta de lo monstruoso que se había vuelto todo desde 2014, de lo degradado que estaba todo, convirtiendo lo negro en blanco y lo blanco en negro», dijo Rogozin el jueves a Pervy Canal.

Yuzhmash es una importante empresa ucraniana de fabricación de cohetes y equipos espaciales.

Durante la era soviética, las capacidades de la planta se utilizaban para la fabricación de misiles balísticos de diversos alcances, incluido el famoso misil balístico intercontinental R-36M (SS-18 Satan, según la clasificación de la OTAN).

La planta llamó la atención de muchos expertos, luego de que el presidente ucraniano, Vladímir Zelensky, dijo en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania) el 19 de febrero pasado, de que su país podría reconsiderar su renuncia a la posesión de armas nucleares.

Durante un breve período de su historia, Ucrania fue una potencia nuclear. El arsenal formaba parte de lo heredado por Kiev tras el colapso de la Unión Soviética.

“Cuando la Unión Soviética se desintegró tras décadas de la ya lejana Guerra Fría, Ucrania tenía más armas nucleares que China y era la tercera potencia nuclear del mundo”, recordó Michael Flynn, teniente general retirado del Ejército de Estados Unidos y ex jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa.

Ucrania era técnicamente la tercera potencia nuclear de la época.

Embajada de Estados Unidos en Kiev, Ucrania. El embajador Yovanovitch recorre el complejo YuzhMash, en Dnipro, el 19 de mayo de 2017. Foto Flickr. Creative Commons.

Tenía más de un centenar de misiles balísticos intercontinentales UR-100N en su territorio, casi 50 trenes nucleares RT-23 Mólodets, así como una flotilla de bombarderos estratégicos con armamento nuclear.

En total, Kiev tenía desplegadas o almacenadas unas 1.700 ojivas nucleares.

Acuerdo de Budapest

Zelensky encomendó al Ministerio de Exteriores convocar una reunión de los países firmantes del Memorándum de Budapest de 1994.

En el marco del memorándum, firmado por Ucrania, Rusia, EE.UU. y Reino Unido el 5 de diciembre de 1994, Kiev se comprometió a deshacerse de sus arsenales nucleares a cambio de que los demás participantes del acuerdo le garantizaran la seguridad.

Moscú, Washington y Londres prometieron respetar la soberanía de Ucrania y abstenerse del uso de la fuerza en su contra.

Durante su intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), Zelensky expresó que que si la cumbre no llega a celebrarse o culmina sin que se otorguen las «garantías de seguridad» para Ucrania, Kiev «tendrá todo el derecho» de considerar que el memorándum «no funciona y que todas las decisiones del paquete de 1994 quedan en entredicho».

El presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania).

«Putin está violando flagrantemente este acuerdo, lo que permite a Estados Unidos (y a algunas naciones europeas) la oportunidad de hacerlo cumplir», dijo el General retirado Michael Flynn.

Por su parte, Rusia considera que el régimen de Zelensky es un peligro para los países vecinos y para la seguridad internacional después de que Kiev comenzó los juegos peligrosos relativos a los planes de adquirir sus propias armas nucleares.

“Ucrania dispone de tecnologías nucleares soviéticas y vectores de esta arma. No podemos menos que reaccionar a este peligro real”, dijo el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, este 1 de marzo.

La respuesta de la parte ucraniana no se hizo esperar.

“El ministro ruso Lavrov difunde información falsa al afirmar que Ucrania quiere recuperar su arsenal nuclear. Una vez más: Se trata de una mentira cínica y descarada de Rusia, que a su vez dispara contra las instalaciones nucleares de Ucrania. Hay que establecer zonas seguras alrededor de ellas para evitar el desastre en Europa”, dijo, Dmytro Kuleba, Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania .

En este contexto, el jueves 24 de febrero, el presidente ruso Vladímir Putin decretó una operación militar especial para proteger a las dos repúblicas de Donbass, a las que Rusia acababa de reconocer oficialmente la misma semana en contra de los abusos y genocidio por parte de Kiev, y con el anunciado objetivo para «desmilitarizar» y «desnazificar» a Ucrania.

De acuerdo al análisis de Michael Flynn, Rusia quiere una Ucrania neutral, y el Acuerdo de Budapest puede considerarse un acuerdo de neutralidad.

“Si Rusia se adhiere al acuerdo, entonces Ucrania no necesita ingresar en la OTAN. Y la OTAN puede estar de acuerdo en que la adhesión de Ucrania sería una violación del acuerdo de Budapest. Esto es algo que creo que Putin consideraría seriamente (y posiblemente aceptaría), y satisface la mitad de sus demandas. Esto le da una salida sin matar a más gente”.

Día a día en el decursar de las acciones militares, el peligro nuclear no ha desaparecido

El 4 de marzo, el ministerio de defensa ruso comunicó que tenían el control de la planta nuclear Zaporizhzhia, que es la planta nuclear más grande de Europa.

Sin embargo durante la noche, la planta sufrió un incendio, lo que generó una inmensa preocupación por las consecuencias radiactivas que podría tener.

Autoridades ucranianas acusaron al ejército ruso del ataque y lo calificaron como un acto de «terrorismo de un nivel inaudito».

Por su parte, Rusia dice que saboteadores ucranianos intentaron provocar fuego en la central nuclear para así responsabilizar a Rusia de una catástrofe radiactiva.

En Estados Unidos el siniestro dejó una estela de acusaciones y sospechas.

En principio, se compartió en las redes sociales una transmisión en vivo del incendio.

Luego, comenzaron a salir informes de que la central nuclear de Zaporizhzhia no corría riesgo de fusión.

“Las fuerzas rusas y ucranianas alcanzaron un alto el fuego local para vigilar juntos Chernobyl. Los rusos estaban dispuestos a hacer lo mismo en Zaporizhzhya. Pero les dispararon con RPGs… lo que desencadenó todo este incidente”, compartió en Twitter el analista de política internacional Clint Ehrlich.

En ese lapso, el Departamento de Estado compartió un mensaje que luego fue desmentido por la misma autoridad.

“Es un crimen de guerra atacar una central nuclear. El bombardeo de Putin a la planta nuclear más grande de Europa lleva su reino del terror un paso más allá. #LaHaya #Zaporizhzhia #StandwithUkrain”.

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Las denuncias del ejército ruso, y la rectificación hecha por el Departamento de Estado, arrojó sospechas sobre lo ocurrido en la planta nuclear.

“Mintieron sobre Zaporizhzhya porque querían meter a EEUU en la guerra. Las mentiras se harán más grandes. Se va a poner peor”, escribió en Twitter Jack Posobic.

Este 5 de marzo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin dijo que “la destrucción de la infraestructura militar en Ucrania está casi terminada”.

Mencionó que fueron destruidos los almacenes de armas, las municiones, la aviación y los sistemas de defensa antiaérea.

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