Los productores de Hollywood llevan mucho tiempo luchando para sortear las draconianas y a veces extrañas exigencias de China, y en los últimos años se han dado cuenta de que -igualmente- cada vez se admiten menos películas estadounidenses.
Sin embargo siguen haciendo “malabares” para complacer las demandas de China, inclusive eligiendo guiones y actores que no se sean críticos hacia el Partido Comunista chino (PCCh).
Erich Schwartzel, un reportero del Wall Street Journal, publicó recientemente el libro Red Carpet: Hollywood, China and the Global Battle for Cultural Supremacy (Alfombra roja: Hollywood, China y la batalla global por la supremacía cultural) en el que sostiene que muchos actores, entre ellos Richard Gere, han sido incluidos en una “lista negra” por sus recurrentes críticas hacia el régimen chino.
Gere -quien es budista y cercano al Dalai Lama- encarnó distintos papeles protagónicos en los años noventa, pero repentinamente desapareció de la alfombra roja, por sus cuestionamientos hacia el PCCh.
Sus críticas al régimen comunista chino comenzaron en 1993, cuando durante la presentación de un premio comentó la “horrenda situación de los derechos humanos que existe en China, no solo hacia su propio pueblo, sino también hacia el Tíbet”.
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Asimismo, en 1997, protagonizó la película “Red Corner”, la historia de un ejecutivo estadounidense que queda atrapado y experimenta los horrores del sistema de justicia y penal de China.
Si bien la productora MGM trató la película simplemente como una historia emocionante, Gere insistió en que la película podría ser un «catalizador para el cambio en el mundo», porque expuso los horrores del totalitarismo chino.
Curiosamente, Jiang Zemin, el entonces líder chino, visitó Estados Unidos casi al mismo tiempo, en busca de más acuerdos comerciales y lazos diplomáticos más estrechos con la administración Clinton.
Según recuerda Epoch Times, mientras el presidente Bill Clinton celebraba una cena de estado para Jiang, Gere organizó un contraevento, una «cena sin estado» al otro lado de la calle en la azotea de un hotel elegante, invitando a las actrices Uma Thurman y Sharon Stone.
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Hollywood incómodo con Richard Gere
Schwartzel relata en su libro que mientras Gere continuaba defendiendo la causa del Tíbet y reprendiendo a China por sus abusos contra los derechos humanos, Hollywood se sentía cada vez más “incómodo” con su activismo.
Asimismo el autor comenta que en los últimos años de la década de 1990 y principios de la de 2000 coincidieron con un período en el que el mercado cinematográfico estadounidense se estaba estancando y los estudios de Hollywood buscaban expandirse cada vez más en China, especialmente por los millones y millones de habitantes que podrían consumir los films.
En consecuencia, la censura se intensificó. En los films no se pueden hacer referencias a los líderes chinos, ni tocar temas relacionados con Taiwán, el Tíbet, el mar de China meridional, y la violación de derechos humanos sobre minorías étnicas y religiosas. Las protestas en Hong Kong o la histórica protesta por la democracia en la Plaza Tiananmen en 1989. Las películas deben mostrar a China como un país pacífico y avanzado.
Algo muy curioso es que están prohibidas las películas que viajan en el tiempo, como la saga «Volver al futuro», esto es porque el PCCh quiere controlar la forma en que se cuenta la historia, y también hacia dónde se va encaminando el futuro, y de una manera silenciosa, seguir infiltrando el comunismo en occidente
“Gere era demasiado radiactivo para contratarlo”, relató Schwartzel. Su mera presencia en los créditos podría significar que la película no sería aprobada para su estreno en China.
Un rápido vistazo a la página de IMDB de Gere muestra definitivamente una desaceleración de su carrera. Una de nuestras mayores estrellas de cine, que sólo tiene 72 años y goza de buena salud, debería, como mínimo, obtener el tipo de papeles que otras estrellas maduras como Harrison Ford y Robert Redford han podido ostentar.
Con el Partido Comunista chino detrás de las producciones de Hollywood tomando el control, la censura no se limita al mercado chino, sino que está moldeando de forma silenciosa el pensamiento de las personas de todo el mundo.