El régimen chino ha lanzado una advertencia a los atletas que participan de los Juegos Olímpicos de Invierno. Yang Shu, subdirector general de relaciones internacionales del Comité Organizador de Beijing (COB), dijo durante una conferencia de prensa el 18 de enero que «cualquier expresión que esté en línea con el espíritu olímpico estoy seguro de que será protegida».
«Cualquier comportamiento o expresión que vaya en contra del espíritu olímpico, especialmente en contra de las leyes y reglamentos chinos, también están sujetos a ciertos castigos», añadió Yang.
Los próximos Juegos están programados para comenzar el 4 de febrero en Beijing y la provincia circundante de Hebei. Han sido el centro de la controversia por las acusaciones de abusos de los derechos humanos cometidos por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Algunos gobiernos occidentales, como los de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, han anunciado que no enviarán una delegación política a los Juegos Olímpicos de China por la preocupación que suscita el presunto genocidio y los abusos que sufren los musulmanes uigures, así como otros grupos perseguidos en el país.
La decisión servirá de boicot diplomático y sólo impedirá que los dignatarios, pero no los atletas, participen en los Juegos.
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Mayor vigilancia y seguridad
La advertencia de Beijing se produjo en medio de un debate en Occidente sobre las restricciones políticas y la vigilancia previstas para los Juegos. Los ponentes de un seminario organizado por Human Rights Watch el 18 de enero dijeron que aconsejaban a los atletas a que no criticaran el historial de derechos humanos de China por su propia seguridad.
Realmente no hay mucha protección que creamos que se vaya a conceder a los atletas», dijo Rob Koehler, director general del grupo Global Athlete, en el seminario «El silencio es complicidad y por eso nos preocupa».
«Por eso aconsejamos a los atletas que no hablen. Queremos que compitan y usen su voz cuando vuelvan a casa».
Advertencia de Pompeo a los atletas estadounidenses
El ex secretario de Estado Mike Pompeo también advirtió a los atletas estadounidenses que se preparan para Beijing que, según la experiencia, los atletas tendrán que entregar algunas de sus pertenencias durante el evento como parte del protocolo de seguridad reforzado por las autoridades chinas.
«Los atletas olímpicos deben entender el riesgo en Beijing. El PCCh ha construido el estado de vigilancia más desagradable de la historia y controlará todo lo que los atletas digan y hagan», tuiteó Pompeo el 12 de enero.
Y añadió: «Nuestros atletas deben dejar sus teléfonos y ordenadores portátiles en casa -como hice yo y mi equipo- y como se les ha dicho a los holandeses que hagan».
En China, los críticos del gobierno se han enfrentado a penas de cárcel o incluso a palizas por organizar protestas políticas o por hablar públicamente en contra del Partido Comunista.
Aunque los expertos creen que es poco probable que Beijing se arriesgue a la ira internacional al señalar y castigar severamente a un atleta olímpico, Yang se negó a responder cuál podría ser el castigo máximo por una manifestación política en los Juegos.
La regla 50 de la Carta Olímpica también establece que «no se permite ningún tipo de manifestación o propaganda política, religiosa o racial en ninguno de los emplazamientos, sedes u otras áreas olímpicas».
Además, el PCCh promulgó algunas de las medidas preventivas más estrictas contra el COVID-19 y ha cerrado ciudades enteras por algunos casos denunciados. En la cercana Tianjin, donde viven unos 14 millones de personas, se ha incrementado la política de COVID, mientras que las ciudades de Xi’an y Yuzhou permanecen actualmente bajo confinamiento total desde finales de diciembre.
Los vídeos que circulan por las redes sociales revelan las desesperadas súplicas de los residentes de Xi’an, ya que los suministros alcanzan niveles peligrosamente bajos y no se permite a la gente salir de sus lugares de cuarentena para conseguir alimentos y otros artículos de primera necesidad.
