El CEO de SpaceX, Elon Musk, ha estado en el centro del debate público después de tomar una decisión que, para muchos, trasciende el ámbito empresarial y se sumerge en el político y geoestratégico.
La negativa de la empresa a activar la cobertura Starlink sobre Crimea fue interpretada por muchos como una posición de Musk en relación con el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Sin embargo, detrás de esta decisión hay una serie de consideraciones más complejas que simplemente tomar partido.
Las regulaciones impuestas por EE.UU., especialmente las sanciones contra Rusia, jugaron un papel crucial en esta elección, ya que permitir la conectividad podría haber llevado a SpaceX a enfrentar represalias legales por parte de las autoridades estadounidenses.
“Ahora, la razón por la que se apagó es realmente porque… Estados Unidos tiene sanciones contra Rusia… y eso incluye a Crimea”, destacó Musk.
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Durante la conferencia tecnológica All-In Summit 2023 en Los Ángeles, Musk intentó esclarecer su postura. Al enfatizar la contribución de Starlink a Ucrania desde el inicio del conflicto en 2022, buscó retratar a su empresa como una entidad que no se muestra indiferente ante los desafíos humanitarios y estratégicos que enfrenta el país.
No obstante, también dejó claro que hay límites en lo que están dispuestos y son capaces de hacer, sobre todo cuando se trata de violar regulaciones establecidas por el gobierno al que pertenecen.
La comparación que hizo entre el potencial ataque ucraniano a la flota rusa en Sebastopol y el histórico ataque en Pearl Harbor no hizo más que añadirle peso a su argumento sobre las potenciales consecuencias catastróficas de intervenir en conflictos geopolíticos complejos.
El multimillonario también enfatizó que aunque no respalda al presidente Joe Biden, “si hubiera recibido una directiva presidencial para activarlo, lo habría hecho”, concluyó.
