En una reciente transmisión en vivo, el aclamado actor y productor mexicano, Eduardo Verástegui, compartió sus pensamientos y reflexiones sobre la situación actual de México, su trayectoria personal y su visión para el futuro del país.
Verástegui recordó su camino en el mundo del cine, mencionando su experiencia en la industria y cómo, después de dos décadas, decidió poner una pausa a su carrera cinematográfica para enfocarse en un proyecto más grande: México.
“Vengo desde abajo, nadie me ha regalado nada. Me fui de México en el 2000 porque ya estaba harto. Me habían asaltado dos veces, la segunda fue muy fuerte. Me pusieron una pistola en la cabeza y yo pensé que moría ese día”.
El actor no dudó en expresar su preocupación por la situación actual del país, describiéndola como una “película de terror”. Sin embargo, se mostró optimista y convencido de que es posible cambiar el rumbo y escribir una “historia de amor” para México.
“México es muy grande, pero te la tienes que creer. Somos águilas reales. Podemos volar muy alto. Tan alto como quieras”.
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En un momento crucial de su discurso, Verástegui subrayó la gravedad de la situación política y judicial que enfrenta México: “México se la está jugando en este momento. Nos queda una bala nada más. Una bala. Va a haber cinco sillas vacantes en la Suprema Corte de Justicia a partir del 2024 al 2030. Cinco sillas vacantes. Y quién se va a encargar de filtrar, de encontrar, de buscar, de audicionar a esos ministros. El presidente. El que vaya a ganar. Él es el que se encarga de poner esta terna para que el Senado ratifique. Es el presidente que va a poder poner a cinco ministros, como los que hay ahora, que no les importa México”.
Luego, con una crítica directa a la institución judicial, añadió: “Por eso le digo Suprema Injusticia. Suprema Corte de Injusticia. No es la Suprema Corte de Justicia. Es una Suprema Corte de Injusticia. Porque no ven por la vida de todos. México se gesta en los vientres de sus madres. Que viva México y no que muera. Que viva”.
Haciendo hincapié en la necesidad de un cambio real, Verástegui habló sobre su registro ante el INE y la importancia de recolectar firmas para su proyecto. Desmintió rumores sobre su ciudadanía estadounidense, afirmando: “No soy ciudadano americano, no tengo la ciudadanía americana. Soy mexicano”.
Uno de los momentos más emotivos de la transmisión fue cuando propuso un momento de reflexión y silencio por México. Invitó a los espectadores a pensar en los niños, los enfermos, los encarcelados y todos aquellos que sufren en el país.
“El silencio es también una comunicación, es una comunicación del alma. Es la comunicación de corazón a corazón”, destacó.
Hacia el final, Verástegui abordó las críticas de que está dividiendo al país. Con firmeza, declaró: “Sí vengo a dividir, pero entre el bien y el mal, la verdad y la mentira, y la cultura de vida y la cultura de muerte”.
