“Clientes a la mesa, aquí estoy”: Bella Fátima se mueve entre las mesas con un par de tragos que carga en su bandejas, hasta detenerse frente a unos comensales que están a la espera de las bebidas.
No es una camarera cualquiera, es el primer robot mesero que llegó a Venezuela y atrae con éxito clientes en un restaurante, e incluso sirvió café al presidente Nicolás Maduro durante una alocución.
Si bien este tipo de tecnología es común en países como Japón, China o Estados Unidos, no ocurre así en Venezuela, que tiene grandísimas limitaciones para el desarrollo dada la crisis económica y social y la precariedad de los servicios públicos.
Incluso, son pocos, por ejemplo, los supermercados o farmacias que han incorporado siquiera pagos automatizados en sus tiendas, sin ayuda.
Bella Fátima es un robot de la empresa japonesa Pudu Robotics, con sede en Shenzhen, China, que llegó al restaurante Show de Carnes en Los Teques, Miranda, estado vecino a Caracas, en junio pasado.
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Desde entonces ha sido un “explote comercial”, explica a la Voz de América, Misak Sakkal, gerente del restaurante, que asegura fue un “trámite sencillo” traer el robot al país.
“Nosotros nos contactamos con la empresa y la empresa nos dijo ‘chévere (estupendo), el punto de entrega va a ser desde Canadá’. Y desde Canadá para acá se tardó 45 días, no fue engorroso, aquí en el país no hubo mayor inconveniente. Al llegar entró como tecnología”.
La función de este robot es muy limitada. Va desde transportar platos, vasos y tazas vacías de un lado a otro, o detenerse cerca de clientes para la entrega de comidas y bebidas, hasta cantar cumpleaños.
“Todo el mundo viene a conocer a Bella”, continúa Sakkal, que asegura haber recibido a comensales desde distintos lugares de Venezuela, que además quieren fotografiarse con esta máquina con aspecto de gato.
Incluso, el presidente Nicolás Maduro la presentó el lunes pasado como una novedad en el país durante su programa de televisión semanal, transmitido por el canal VTV.
“¿Qué cosas de estos tiempos? ¿No?”, dijo Maduro tras tomar una taza de una de las bandejas del robot. “¿Le toco la frente? ¿La orejita?”, preguntó durante el programa.
Pero, ¿cuáles son los retos para la integración de la robótica en Venezuela?
«En principio, una mayor generación de redes estables de conectividad, para que, por ejemplo, los autos sin conductor puedan transitar nuestras autopistas», explicó a la VOA el periodista Fran Monroy, experto en tecnología.
Monroy destacó el «importante» rezago de Venezuela en temas de conexión a internet.
«Venezuela, como otros países de Latinoamérica, no está siendo proactiva en el uso» de la inteligencia artificial», explica. «Pero sí está sirviendo, por ser mano de obra barata, para alimentar los distintos repositorios de información de inteligencia artificial, con lo que llaman conocimiento fantasma».
Entonces, «por ser mano de obra barata ya empiezan a verse muchas ofertas en el mercado laboral venezolano para cubrir, para dar información, para alimentar a la inteligencia artificial», sigue.
¿Miedo al reemplazo?
En internet, los precios de los robots camareros, similares a Bella Fátima, oscilan entre los 7.000 y 20.000 dólares, dependiendo de las características, modelo o marca.
Sakkal comenta que la idea de traer el robot a su local nació de la necesidad de “darle ese empuje y ese auge al país (…) que la gente conozca más la visión futurística, la inteligencia artificial que se está apoderando de todo”.
“Al principio sí teníamos miedo porque pensábamos que iba a reemplazar el trabajo de una persona”, comentó a la VOA Arón López, de 18 años, que es aprendiz de mesero y se ayuda de Bella Fátima para trasladar las vajillas
“Ella cumple ciertas funciones que realizan los meseros, pero las principales no las cumple”. No toma pedidos ni da sugerencias.
Fuente: Voz de América