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Mecanismo de Anticitera: en qué consiste este misterioso artefacto antiguo que aparece en la nueva película de Indiana Jones

Esta especie de ordenador analógico, bautizado como mecanismo de Anticitera, servía para predecir posiciones astronómicas y fechas con años de antelación. Este objeto se ha convertido en uno de los objetos más enigmáticos de la arqueología mundial.
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Published: 7 de julio de 2023
Harrison Ford regresa a la pantalla grande para interpretar uno de sus papeles más queridos: el legendario arqueólogo Indiana Jones.

Harrison Ford regresa a la pantalla grande para interpretar uno de sus papeles más queridos: el legendario arqueólogo Indiana Jones. Después de 15 años, regresa junto a su nueva coprotagonista, la actriz británica Phoebe Waller-Bridge, en una aventura para arrebatar a los nazis una codiciada reliquia: el «Dial del Destino». Este artefacto, inspirado de manera exagerada en el mecanismo de Anticitera, ha sido reinventado por Hollywood para adaptarlo a la trama de la película.

A diferencia de los objetos legendarios e inventados que han protagonizado las cuatro películas anteriores, el mecanismo de Anticitera, también conocido como el «Dial de Arquímedes» según los personajes de Indiana Jones y el Dial del Destino, en realidad existe, aunque no posee las propiedades que se le atribuyen en la película.

En la vida real, el «Dial del Destino» fue descubierto en 1901 entre los restos de un barco romano que naufragó hace aproximadamente 2.000 años durante una tormenta en la isla de Anticitera, en Grecia. Los buceadores, que originalmente estaban buscando esponjas marinas, se encontraron con un auténtico tesoro que incluía estatuas de bronce y mármol, una lira de bronce, varias piezas de cristalería y varios objetos de bronce. Estos objetos fueron llevados al Museo Arqueológico Nacional de Atenas para su análisis y preservación.

Mecanismo de Anticitera (fragmento A – anverso) Wikimedia Commons

Inicialmente, una pieza de bronce muy corroída por la sal del mar pasó desapercibida hasta que, un año después, el arqueólogo y director del museo en ese entonces, Valerios Stais, notó un engranaje incrustado en ella. Después de un detallado estudio, se descubrió una inscripción en griego que confirmó el hallazgo de uno de los artefactos más misteriosos en la historia de la tecnología. Stais consideró que podría tratarse de algún tipo de reloj astronómico, pero muchos miembros del equipo de investigación pensaron que el instrumento era demasiado avanzado y complejo para haber sido creado en la misma época que las demás piezas encontradas, que se remontaban al siglo I a.C.

A través de análisis y reconstrucciones posteriores, se determinó que el mecanismo estaba alojado dentro de un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de ancho y 8 de fondo. Hasta la fecha se han encontrado 82 fragmentos conocidos, siete de los cuales contienen la mayoría del mecanismo y las inscripciones. El último fragmento fue descubierto en 2018: una rueda dentada con la imagen de un toro, que posiblemente represente la constelación de Tauro.

El físico inglés Derek J. de Solla Prince, considerado el padre de la cienciometría, fue uno de los primeros en examinar detenidamente los 82 fragmentos recuperados. Su investigación comenzó en la década de 1950 y, en 1971, junto con el físico nuclear griego Charalampos Karakalos, tomaron imágenes con rayos X y rayos gamma de las piezas. Prince describió este singular artefacto como «la reliquia más antigua de la tecnología científica y el único dispositivo mecánico complejo de la Antigüedad». Según él, este mecanismo cambiaba completamente nuestra percepción de los griegos y revelaba una evolución histórica continua en una de las principales líneas de ciencia y tecnología que han llevado a nuestra civilización moderna.

En 2006, otro grupo de investigadores logró realizar escaneos más precisos, lo que permitió descubrir numerosas nuevas inscripciones que brindaron información adicional. Se determinó que el dial frontal se utilizaba para conocer la posición del Sol y la Luna en el zodiaco, así como para seguir un calendario de 365 días que también se ajustaba para los años bisiestos. Además, los dos diales traseros servían para predecir eclipses, según los científicos del Proyecto de Investigación del Mecanismo de Anticitera (AMRP), como se informó en la revista Nature.

Reconstrucción moderna de 2007 del mecanismo por Mogi Vicentini.

En 2021, se realizó un escaneo en 3D que permitió separar virtualmente algunos de los engranajes y descubrir que el mecanismo funcionaba como una especie de planetario. Utilizando las marcas y engranajes encontrados, se logró reconstruir la parte faltante y, al ponerla en funcionamiento, se descubrió que el mecanismo podía calcular con precisión ciclos planetarios.

Con todos estos fascinantes hallazgos, el mecanismo de Anticitera se ha convertido en una pieza clave para comprender la tecnología y el conocimiento científico de la antigüedad. Aunque la versión presentada en «Indiana Jones y el Dial del Destino» exagera sus propiedades y le da un giro emocionante a su historia, la realidad de este artefacto antiguo es igualmente intrigante y cautivadora.