Una semana de ataques a lo largo de la línea del frente por parte de las fuerzas mecanizadas ucranianas en el óblast del sur, o provincia de Zaporizhzhia, hasta ahora no ha logrado hacer mella en las posiciones rusas fuertemente fortificadas.
También se rechazaron operaciones similares en el vecino oblast de Donetsk, al este.
Los videos y fotos de enfrentamientos recientes muestran vehículos de combate destruidos y abandonados de fabricación occidental, incluido el avanzado Leopard 2A6, un tanque construido en Alemania, y el M2 Bradley, un moderno vehículo blindado de transporte de personal fabricado en EE. UU., además de hardware más antiguo.
Las imágenes de visión nocturna publicadas por fuentes rusas muestran la vista de los pilotos de helicópteros o artilleros disparando contra vehículos ucranianos con misiles guiados.
En los últimos meses, cuando las divisiones rusas y ucranianas se enfrentaron en la prolongada Batalla de Bakhmut, los ejércitos occidentales entrenaron y equiparon a las unidades ucranianas en preparación para una contraofensiva esperada destinada a liberar el territorio ocupado por Rusia.
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Rusia, por su parte, llamó a cientos de miles de reservistas para desplegarlos en Ucrania, mientras reforzaba las fortificaciones a lo largo y detrás de las líneas del frente.
Los observadores de la guerra han notado muy pocos cambios en el frente a pesar de la ráfaga de ataques ucranianos, aunque Ucrania ha logrado recuperar parte del territorio al sur y al norte de Bakhmut, una ciudad estratégica que cayó en manos de Rusia el 22 de mayo.
No está claro si los ataques ucranianos marcan el comienzo de una contraofensiva real o si sirven como una especie de operación de sondeo para probar la fuerza de las posiciones rusas.
Si bien Ucrania ha importado más de una docena de tanques Leopard 2A6 y más de 100 del modelo 2A4 más antiguo, además de otros vehículos blindados occidentales, desplegarlos de manera efectiva en combate implica el desafío del poder aéreo ruso.
