Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente izquierdista de Brasil que asumió el cargo tras unas elecciones muy disputadas este enero, recibió a su homólogo venezolano Nicolás Maduro el lunes 29 de mayo en Brasilia.
La reunión fue la primera visita de Maduro a Brasil desde 2015, siendo tristemente célebre por dirigir Venezuela como un Estado socialista autoritario desde 2013.
Para permitir que Maduro visitara Brasil, Lula primero tuvo que levantar una prohibición de entrada al país ordenada en 2019 por el anterior presidente brasileño Jair Bolsonaro.
Boslonaro dejó el cargo después de las elecciones presidenciales de Brasil de 2022, que estuvieron plagadas de afirmaciones de sus partidarios de que la votación había sido manipulada a favor de Lula.
Maduro, quien asumió el poder en Venezuela después de la muerte del anterior dictador socialista Hugo Chávez, ha presidido el malestar económico de la nación productora de petróleo y un mayor descenso hacia el autoritarismo.
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Lula felicitó a Maduro por su regreso y dijo: “Lo importante de que Maduro venga aquí es que es el comienzo del regreso de Maduro”.
Maduro, por su parte, saludó la inversión brasileña en Venezuela y llamó a la unidad entre su país y Brasil, “desde ahora y siempre”.
Durante su reunión con Maduro, Lula criticó lo que llamó una “narrativa construida de autoritarismo” respaldada por Estados Unidos e impuesta injustamente a Venezuela. También sugirió que la pobreza de Venezuela no fue causada por sus políticas socialistas y el fuerte control estatal sobre la industria, sino por las sanciones impuestas por Washington al país de 28 millones.
Alrededor de 3 millones de venezolanos han huido del país desde que Chávez fue elegido a fines de la década de 1990.
