Se ha confirmado la muerte de al menos 14 personas, mientras que otras 13.000 fueron desplazadas en Emilia-Romagna, en el norte de Italia, el 19 de mayo, y la región enfrenta actualmente una de las emergencias por inundaciones más violentas en décadas. Muchos ríos se han desbordado, produciendo grandes inundaciones que han invadido ciudades, pueblos y campos.
En un comunicado del 18 de mayo, el gobierno regional dijo que actualmente había alrededor de 34.000 hogares sin electricidad, mientras que el gobernador de la región, Stefano Bonaccini, dio una estimación provisional diciendo que podría haber “varios miles de millones de euros de daños”, según varios medios italianos. Pero todavía es demasiado pronto para un recuento definitivo.
Más de 40 municipios estuvieron involucrados y se registraron 280 deslizamientos de tierra en toda la región, con la provincia de Forlì-Cesena y Ravenna entre las más afectadas. Más de 5.000 granjas han sufrido daños más o menos graves, con la empresa agrícola Coldiretti monitoreando la situación general.
Por segunda vez en unos 15 días, algunas de estas áreas experimentaron 500 milímetros (unas 20 pulgadas) de lluvia en solo unas pocas horas, en comparación con el promedio anual de alrededor de 1.000 mm. En otras palabras, Emilia-Romagna vio lluvia equivalente a medio año en menos de un día.
En su declaración, Bonaccini agregó que se necesita un comisionado extraordinario y un reglamento especial para acelerar la recuperación. También pidió al gobierno una extensión de los plazos de impuestos y pagos de hipotecas para los ciudadanos en las áreas afectadas.
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En un tuit de la tarde del 17 de mayo, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, dijo estar “profundamente agradecida con los hombres y mujeres que se dedican en estas horas a las operaciones de rescate para ayudar a las poblaciones afectadas por el clima severo, arriesgando sus propias vidas para salvar las vidas de otros. Gracias por su extraordinario trabajo”.
Meloni pudo conectarse por teleconferencia con los líderes de la Defensa Civil Nacional de Alaska, mientras hacía una escala en su camino a Hiroshima, Japón, donde asistió al G7 en Japón, junto con los demás jefes de estado y de gobierno. La presidente prometió una acción rápida y decisiva para llevar ayuda y alivio económico a las áreas afectadas por el desastre.
Por Gabriele Espósito.
