El 30 de abril, la alcaldesa saliente de Chicago, Lori Lightfoot, envió una carta al gobernador de Texas, Greg Abbott, instándolo a dejar de transportar inmigrantes ilegales a Chicago, calificando la práctica de «inhumana» y «peligrosa».
En la carta, que se publicó en Twitter, Lightfoot escribió: “Chicago es una ciudad acogedora y colaboramos con los socios del condado, el estado y la comunidad para enfrentar este desafío, pero su falta de consideración o coordinación en un intento de causar caos y sumar puntos políticos ha dado como resultado un punto de inflexión crítico en nuestra capacidad de recibir a personas y familias de una manera segura, ordenada y digna”.
Chicago se preparó para otra afluencia de inmigrantes de Texas el lunes, a lo que Lightfoot se opuso, diciendo que la ciudad no tiene los recursos para albergar a más inmigrantes, ya que ha alojado a unas 8.000 personas.
Escribió que “no había más refugios, espacios o recursos” disponibles para albergar a más recién llegados.
Texas ha estado experimentando una afluencia masiva de inmigrantes ilegales en los últimos años, lo que llevó al gobernador de Texas Abbott a desplegar el ejército en previsión de otra afluencia masiva.
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El gobernador comenzó a transportar inmigrantes en autobús a diferentes ciudades de los Estados Unidos, incluidas Nueva York, Washington DC y Chicago, para difundir la conciencia sobre la crisis y aliviar parte de la presión sobre las comunidades a las que sirve.
Según datos publicados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., en el año fiscal 2022, las autoridades tuvieron más de 2,2 millones de encuentros con personas que intentaban cruzar ilegalmente a EE. UU. y tuvieron encuentros con más de 13.000 menores no acompañados, en la frontera sur, solo en el mes de julio de 2022.
Lightfoot dijo que muchos de los inmigrantes que llegan a la ‘ciudad santuario’ de Chicago necesitan alimentos, agua y atención médica, problemas que, según ella, Texas no abordó.