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Los pájaros en Turquía actuaron extraño antes del terremoto ¿pueden los animales predecir catástrofes?

Published: 8 de febrero de 2023
Los pájaros se comportan de una manera extraña en Turquía, minutos antes del terremoto (Captura de pantalla Twitter)

El mundo quedó consternado por el terremoto de magnitud 7,8 que azotó este lunes 6 de febrero Turquía y Siria. Más de 11.200 personas perdieron la vida, según el nuevo balance difundido este miércoles.

Entre los videos de rescates milagrosos, también se ha podido viralizar uno en que las aves sobrevuelan el cielo con un patrón algo alocado e inusual.

Minutos antes de producirse el fatal terremoto, durante 45 segundos, estas aves emitían sonidos agitados, augurando una amenaza que ni los mejores geólogos del mundo fueron capaces de predecir.

De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), es posible que los pájaros puedan detectar terremotos gracias a sus sentidos intensificados, pudiendo captar las ondas sísmicas segundos antes de que se sientan en la superficie. El temblor se sintió a las 04:17 hora local y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el USGS.

Aquí hay otro video del extraño comportamiento de las aves.

Sin embargo, según Heiko Woith, sismóloga del Centro Alemán de Investigación en Geociencias,  «faltan pruebas científicas» para determinar si los animales son capaces de predecir catástrofes y, en su lugar, es probable que estos animales estén respondiendo a los temblores leves que preceden a los violentos, en lugar de predecir el terremoto en sí mismo.

Peligro inminente: otros casos en que los animales fueron más rápidos que los humanos

Hay registros de que los animales pueden anticipar un “peligro inminente”, que suele darse minutos o segundos antes de un desastre masivo, tal como el caso del tsunami que afectó la costa asiática en el año 2004, cobrando varios miles de vidas humanas. 

Días después de la tragedia, el subdirector del departamento nacional de vida salvaje de Sri Lanka, hizo una llamativa declaración: “el mar ha devuelto cientos de cadáveres de personas, pero no hay ningún elefante muerto. Ni siquiera un felino o una liebre (…) Es extraño que no se haya registrado la muerte de animales”.

Como en el tsunami asiático, relatos similares en cada gran terremoto pintan una realidad a todas luces innegable: los animales tienen la capacidad de presentir, fuera de la manera que fuera, situaciones de peligro inminente. Y de hecho, actúan en consecuencia. 

En el caso del desastre del 2004, minutos antes de que el mar, con su irrefrenable avance, tragara tres kilómetros y medio de tierra firme, toda la vida salvaje realizó un éxodo desesperado hacia las zonas más altas de la isla. 

Sesenta mil años de contacto con la naturaleza llevaron a las distintas tribus aborígenes de la región a imitar la acción de los animales silvestres huyendo tierra arriba. El resultado fue que prácticamente la totalidad de los nativos sobrevivió al flagelo de las gigantescas olas.

También hay registros de aves y otras especies animales que migran antes de que ocurra una erupción volcánica. De la misma manera, estudios biológicos determinan que varios minutos antes de que un sismo tenga lugar en una zona determinada, gatos, perros y otras especies domésticas muestran cierto grado de inquietud, llegando en los casos más marcados a desatar aullidos y maullidos en forma masiva. 

Asimismo, las serpientes abandonan sus nidos, los pájaros revoloteaban en sus jaulas y las ratas corren por la ciudad sin dirección determinada.

Uno de estos episodios tuvo lugar antes del terrible sismo de Sichuan, China, en mayo del 2008, cuando miles de sapos lacustres comenzaron a emigrar en forma masiva días antes de que la catástrofe tuviera lugar. Muchos sobrevivientes incluso afirmaron que sus perros se negaban a ingresar a la casa la noche anterior al sismo.

Conexión con el universo

¿Existe una forma distinta mediante la cual los animales perciben estímulos ambientales, independientes del sonido, las vibraciones, los olores o la visión? 

Según la sabiduría antigua, los animales no tienen pensamientos complicados y por eso están más conectados con el universo. Esto hace que  tengan más desarrollada una suerte de “intuición”. El universo mismo les podría avisar -utilizando diferentes formas- antes de que el peligro acontezca.

Sin embargo, es opuesto para los humanos, cuyos pensamientos se han vuelto turbulentos y complicados y donde la moralidad se ha deslizado día a día. Esto hace que cada vez sea más difícil para ellos escuchar o entender las señales del Cielo.

En la sociedad de hoy, es común abandonar la moral y la justicia en pos del provecho personal. En un mundo que busca la complacencia y se deja llevar por el beneficio inmediato, es común que esto devenga en actos depravados como el homicidio, la lucha, el robo, la drogadicción, la promiscuidad y  la violencia. 

En contraste, los pueblos antiguos apreciaban la virtud y creían que cuando la humanidad se volvía demasiado egoísta, actuaba a su antojo e iba en contra de los principios celestiales, corría peligro y era azotada por inundaciones, terremotos, enfermedades u otras catástrofes.

En este sentido, solo hay una elección para que la humanidad escape de un peligro. El caso es que el espíritu humano regrese a la rectitud y la moralidad.