Un equipo de investigación de la Universidad de Chicago y la Université Libre de Bruxelles logró recuperar el meteorito más grande hallado en la Antártida, que llego a pesar 7,6 kilos.
Según detalla un comunicado del portal Eurek Alert!, este sería uno de los mejores lugares de la Tierra para rescatar rocas espaciales que impactaron en el planeta.
Y es que tal como los desiertos, esta zona cubierta de hielo es bastante seca, por lo que la erosión en los sueltos permite encontrar estos objetos con mayor facilidad, con el plus de que entre las capas de hielo las rocas destacan mucho más.
El equipo, liderado por Vinciane Debaille de la Université Libre de Bruxelles (FNRS-ULB); recolectó en total 5 meteoritos de menor tamaño. De hecho el más pesado sería un poco más pequeño que una cabeza humana promedio, como se ve en las imágenes.
Sin embargo, debido a sus componentes alcanza casi 8 kilos y a pesar de su tamaño hasta ahora es uno de los más grandes que se ha encontrado en el continente helado a la fecha.
Un especial meteorito recuperado de la Antártida
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María Valdés, de la Universidad de Chicago que también fue parte de la excursión, señala que es poco común encontrar objetos con estas características. “De los aproximadamente 45.000 meteoritos recuperados de la Antártida durante el siglo pasado, solo alrededor de un centenar son de este tamaño“, explica.
Asimismo, detalla que el tamaño en estos casos no es importante. “Incluso los micrometeoritos diminutos pueden ser increíblemente valiosos desde el punto de vista científico. Pero, por supuesto, encontrar un meteorito grande como este es raro y realmente emocionante”, agrega.
Tras la investigación, los 5 meteoritos rescatados fueron llevados esta semana al Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, donde serán estudiados y analizados en profundidad.
“El estudio de los meteoritos nos ayuda a comprender mejor nuestro lugar en el universo. Cuanto mayor sea el tamaño de muestra que tengamos de meteoritos, mejor podremos entender nuestro Sistema Solar y mejor podremos entendernos a nosotros mismos”, concluye Valdés.
