El ex agente de la CIA, Guillermo Cueto, hizo un análisis del atentado que sufrió el pasado jueves 1 de septiembre la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner cuando un hombre le apuntó con un arma en plena multitud y frente a su departamento del barrio porteño de Recoleta.
«El arma que se utilizó y las municiones que se utilizaron, por estadística Bersa calibre 32 que fue la que utilizó Fernando Sabag, tiene un índice de fallo que es de un 99,9997%. Yo descartaría que la bala haya fallado. Lo que falló es que Sabag no cargó la pistola», expresó en un diálogo con Radio Mitre.
Y añadió: «A mi me llama la atención porque una persona con la trayectoria de este señor que no es un santo, había tenido problemas con la justicia… No quiero que este señor puede olvidarse de cargar o activar la pistola para poder llevar a cabo el magnicidio. Creo que no lo hizo deliberadamente. Creo que no estaba ahí para hacer un magnicidio sino para hacer la apariencia de un magnicidio».
El exagente fue por más y aseguró que se trató de un «montaje» para elevar la popularidad de Cristina de Kirchner.
“Fue para elevar la conciencia del pueblo en favor de la simpatía hacia Cristina y atenuar bastante los cargos. La comparecencia que ella tiene en octubre por los cargos que se le alegan. Fue un montaje, no fue un acto de agresión sino una apariencia de agresión. Un montaje político con motivos políticos”, expresó.
El detenido y las pruebas
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En el momento de la detención de Sabag Montiel, de 35 años, la Policía Federal Argentina (PFA) incautó su teléfono e intentó desbloquearlo. Tras varios intentos fallidos, la PFA lo mandó a expertos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, quienes aseguran que al abrirlo detectaron que había sido “reseteado de fábrica”. Aunque no descartan que la información pueda recuperarse, de conseguirlo, requerirá más tiempo del previsto.
Por otra parte, la pistola Bersa semiautomática supuestamente manipulada por Sabag Montiel tenía restos de pólvora, señal de que había sido disparada recientemente, pero no se encontraron en ella ningún rastro de huellas del agresor.
