La estrategia de la ‘píldora venenosa’ que planea realizar Twitter se trata de un mecanismo para dificultar la intención de empresarios —como en este caso, el multimillonario Elon Musk— de realizar una adquisición hostil.
En este sentido, el viernes 15 de abril, la junta directiva de la red social anunció la adopción de un plan de derechos de los accionistas de duración limitada para protegerse de la oferta de adquisición en efectivo de 43.000 millones de dólares por parte de Musk.
«El Plan de Derechos reducirá la probabilidad de que cualquier entidad, persona o grupo obtenga el control de Twitter a través de la acumulación de mercado abierto sin pagar a todos los accionistas una prima de control adecuada o sin dar el tiempo suficiente a la junta directiva para tomar decisiones informadas», informó la empresa en un comunicado.
Esta cláusula se activará si un accionista sobrepasa el 15% de acciones de la empresa sin la autorización de la junta directiva.
En ese caso, si Musk comprara suficientes títulos para superar el 15%, todos los restantes tenedores de acciones de la plataforma podrían comprar más papeles con un descuento, lo que encarecería enormemente el precio que el empresario debería desembolsar para tomar el control total de la red social, según informó AFP.
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El CEO de Tesla y Space X realizó la oferta el miércoles en una carta al directorio de Twitter. La oferta se hizo pública en un documento al regulador el jueves.
Tras confirmar su interés por comprar Twitter, Elon Musk realizó una aparición en un evento TED en el que dejó claro que no estaba seguro si podría comprar Twitter, haciendo referencia a la ‘píldora venenosa’.
Sin embargo, Musk aseguró tener un «plan B» si Twitter finalmente no acepta su oferta, pero no reveló más detalles, por lo que no está claro si ese ‘as bajo la manga’ es la amenaza que realizó en el comunicado que envió a la junta directiva tras anunciar su oferta: «Si no es aceptada [la oferta], tendré que reconsiderar mi posición como accionista».
También resaltó que no buscaba «hacer dinero» con la adquisición de la compañía, sino que su propósito apunta a un fin mucho más amplio.
Musk, que tiene una riqueza personal de alrededor de $260 mil millones, según Bloomberg, dice que Twitter debe volverse privado para los cambios que considera necesarios.
“Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione”, dijo Musk en su carta.
El magnate de origen sudafricano dueño de la empresa de automóviles eléctricos Tesla y de la aeroespacial SpaceX, es actualmente el accionista mayoritario de Twitter con el 9% de las acciones. Después de él le siguen el grupo Vanguard (con 8,79%) y el Morgan Stanley (con 8,76%).
El accionista de Twitter, el príncipe saudí Al Waleed, rechazó casi inmediatamente la oferta de Elon Musk para comprar la empresa.
Al Waleed dijo: «No creo que la oferta propuesta por Elon Musk (USD 54,20) se acerque al valor intrínseco de Twitter dadas sus perspectivas de crecimiento. Siendo uno de los mayores y más antiguos accionistas de Twitter, Kingdom Holding Company y yo rechazamos esta oferta».
Musk respondió al tuit y preguntó cuánto de Twitter, directa e indirectamente, era propiedad de Arabia Saudita.
“¿Cuáles son los puntos de vista del Reino sobre la libertad de expresión periodística?” añadió Musk.
La referencia de Musk es porque se acusa a Arabia Saudita de no permitir los medios independientes, también se la acusa regularmente de reprimir a la disidencia y supuestamente sigue de cerca a los periodistas saudíes que viven en el extranjero.
Twitter se enfrenta a una encrucijada. Musk parece insistente y no le pondrá las cosas fáciles. La píldora venenosa puede ser efectiva, pero ¿qué pasaría si el principal accionista se retira de la compañía?