Un estudio sobre las concentraciones de metales en los sistemas de agua comunitarios de Estados Unidos, publicado recientemente en la revista Lancet por la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, reveló que dos tercios de los sistemas de agua comunitarios de Estados Unidos están contaminados con niveles variables de uranio, y que algunas zonas están muy por encima de los umbrales de seguridad.
El uranio, en particular, representa un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas. Los altos niveles de exposición aguda pueden ser mortales y la exposición crónica de bajo nivel se ha relacionado con varios problemas de salud, como un mayor riesgo de daño renal y cardíaco.
El uranio es un elemento metálico y radiactivo que se encuentra de forma natural en pequeñas trazas en todo el medio ambiente, incluido el suelo, el agua y el aire, y suele estar asociado a la energía nuclear.
El estudio analizó los datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) sobre los sistemas de agua potable de todo Estados Unidos y descubrió que aproximadamente dos tercios de toda el agua de las comunidades estaba contaminada y que se calcula que el 2,1% de los sistemas de agua tenía una concentración media que superaba el límite establecido por la EPA.
La EPA establece un nivel máximo de contaminantes de uranio en el agua potable, pero su objetivo es que no haya rastros detectables del elemento en el agua potable.
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«El uranio es un contaminante infravalorado en los sistemas públicos de agua potable de Estados Unidos», escribieron los investigadores.
Las concentraciones más elevadas del elemento se encontraron en las regiones del suroeste y el centro del país, y era más probable que sirvieran a comunidades semiurbanas y predominantemente hispanas.
Un mapa interactivo en línea que muestra los contaminantes encontrados en el agua potable en todo el país se puede encontrar aquí.
Los autores del estudio afirmaron que sus hallazgos representan un fracaso normativo continuo en la protección de las comunidades marginadas y en la garantía de un agua potable segura para ellas, aunque se requiere más investigación.
Sin embargo, los resultados son coherentes con otras investigaciones que demostraron que los niveles elevados de otros contaminantes, como el plomo, tienen más probabilidades de afectar a las comunidades con mayores índices de pobreza.
Aunque los investigadores afirman que habrá que seguir investigando para descubrir la relación entre los niveles más elevados de uranio en el agua potable y cualquier posible efecto sobre la salud, el estudio puede ayudar a explicar las mayores tasas de enfermedades crónicas en las comunidades con bajos ingresos.
«Los autores del estudio esperan que su trabajo pueda motivar a los responsables políticos para que promulguen las reformas sustanciales necesarias para mantener nuestra agua libre de uranio en el futuro, como por ejemplo la adición de regulaciones, una mejor aplicación de los sistemas que están violando las normas de la EPA, y la reparación o mejora más rápida de la infraestructura», informó Gizmodo.
Una de las autoras del estudio, Anna Nigra, profesora adjunta de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de Columbia, dijo en un comunicado: «Tales intervenciones y políticas deberían proteger específicamente a las comunidades más expuestas para avanzar en la justicia ambiental y proteger la salud pública».
