El estado de Nueva York está a punto de rescindir una serie de mandatos de la COVID-19; sin embargo, varias restricciones de la pandemia seguirán vigentes.
El 27 de febrero, la gobernadora Kathy Hochul anunció que a partir del miércoles 2 de marzo ya no se exigirá el uso de tapabocas en las escuelas.
Además, se relajarán los requisitos de vacunación en los cinco distritos de Nueva York, aunque se mantendrá una orden que obliga a los empleados públicos a vacunarse o perder su trabajo.
El anuncio de Hochul se produce después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) anunciaran el 25 de febrero que flexibilizarían sus directrices sobre mascarillas afirmando que la mayoría de los condados de EE.UU. ya no cumplen el umbral para obligar a cubrirse la cara en los espacios públicos.
A partir de ahora, la agencia dice que considerará el riesgo que el COVID-19 supone para las comunidades individuales basándose en el número de casos graves e ingresos hospitalarios en la región antes de emitir recomendaciones de mascarilla.
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Aunque a mediados de febrero se anularon la mayoría de las obligaciones de uso de mascarilla en espacios interiores, como tiendas, supermercados, oficinas, zonas comunes de edificios de apartamentos e instalaciones de ocio, las empresas individuales pueden seguir estableciendo sus propias normas de enmascaramiento.
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Por ejemplo, los espectadores de los teatros siguen estando obligados a enmascararse y vacunarse si desean asistir a un espectáculo de Broadway hasta el 30 de abril como mínimo.
Aunque la obligación de llevar mascarilla en los centros escolares se suprimió el 2 de marzo, los municipios pueden seguir obligando a cubrirse la cara si así lo desean.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, dijo la semana pasada que los estudiantes de la ciudad ya no estarán obligados a llevar mascarilla cuando realicen actividades al aire libre y el 7 de marzo dijo que el mandato de mascarilla se levantará por completo a menos que haya un repunte repentino de casos.
En un comunicado, Adams dijo: «Al final de esta semana, evaluaremos las cifras y haremos un anuncio final el viernes. Si no se producen picos imprevistos y nuestras cifras siguen mostrando un bajo nivel de riesgo, la ciudad de Nueva York eliminará el mandato de mascarilla en interiores para los niños de las escuelas públicas», informó el New York Post.
¿Dónde se siguen exigiendo las mascarillas?
Independientemente del estado de vacunación de una persona, las mascarillas seguirán siendo obligatorias en todos los medios de transporte público, incluidos los taxis, y en los centros de asistencia, como las residencias de ancianos, los centros penitenciarios y los refugios para personas sin hogar.
Los protectores faciales siguen siendo obligatorios en cualquier entorno sanitario, incluidos los hospitales.
Los niños de 2 años o más que asisten a guarderías también están obligados a llevar mascarillas, al igual que el personal de los centros, debido a una orden independiente del Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad que sigue en vigor.
¿Qué pasa con los mandatos de vacunación?
El programa «Key2NYC», puesto en marcha por el anterior alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que exigía una prueba de vacunación para entrar en restaurantes, gimnasios, lugares de ocio y espacios de reunión selectos, está previsto que finalice el 7 de marzo, salvo que se produzca un aumento repentino de los casos de COVID-19, según Adams.
En un comunicado, emitido el domingo 27 de febrero, Adams dijo que «todos los demás mandatos de vacunación en la ciudad de Nueva York seguirán vigentes en este momento, ya que son, y han sido, vitales para proteger a los neoyorquinos».
Los profesores, los trabajadores de la sanidad y los agentes de policía seguirán teniendo que vacunarse para mantener sus puestos de trabajo, y todos los trabajadores del sector privado en persona siguen necesitando la vacuna para poder trabajar.
Cualquier persona que trabaje en presencia de al menos otra persona deberá vacunarse y el lugar de trabajo incluye «cualquier lugar», incluido un vehículo.
Las empresas que contravengan la política se arriesgan a multas a partir de 1.000 dólares que aumentan con las siguientes infracciones.
