El senador y precandidato presidencial comunista colombiano Gustavo Petro visitó el martes en el Vaticano a Jorge Bergoglio (Papa Francisco) generando una gama extensa de reacciones.
Católicos, votantes, políticos, legisladores, entre muchos otros, cuestionaron el encuentro realizado con el ex guerrillero comunista y actual candidato a presidente de Colombia, Gustavo Petro.
El diálogo duró aproximadamente 40 minutos, fue de carácter privado, y entre los temas tratados estuvieron el medio ambiente, inequidad y la situación social en Colombia, entre otros.
El actual presidente de esa nación, Iván Duque, reflexionó sobre este encuentro.
«Que haya personas que estén buscando acercarse a Dios, pues a mí me parece que si él lo recibe en privado, obviamente como lo ha puesto él en las reglas y es que no se le haga ninguna promoción”, dijo Duque, según El Tiempo.
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Aunque los medios locales y hasta el propio presidente de la república hicieron énfasis en que se trató de un encuentro privado con el Papa Francisco, desde la óptica de la propia agrupación a la que pertenece Petro se trató de tomar una clara ventaja política de este encuentro de cara a las próximas elecciones.
El encuentro con el Papa “tomó fuera de base al gobierno colombiano y a los candidatos de la contienda electoral, que no esperaban que un candidato llevará a cabo este tipo de encuentro’, publicó en Twitter la coalición “Pacto Histórico” a la que pertenece Petro y también Partido Comunista Colombiano.
Pasado tenebroso de Petro y el M-19
Iván Duque también mencionó que si Petro busca acercarse a Dios “uno espera (…) también sea capaz de confesar sus pecados» Sin embargo, no señaló a qué pecados cometidos por Petro él se refirió.
El actual candidato presidencial despertó a la vida política al ver llorar a su padre con la muerte del sanguinario guerrillero argentino “Che” Guevara, y luego siendo ya adulto militó en el grupo guerrillero terrorista M-19.
Quizás el evento más trágico y sangriento que se recuerda, cometido por el grupo M-19, fue la toma en 1985 del Palacio de Justicia, sede de la Corte Suprema y del Consejo de Estado colombianos.
Esa acción terrorista dejó al menos 94 personas muertas entre ellos once magistrados, incluyendo al presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía, y hubo 12 desaparecidos.
De acuerdo con la BBC, se cree que el M-19 le hizo el «trabajo sucio» a los capos del narcotráfico, incinerando material vinculado con su posible extradición a Estados Unidos.
Esta versión es corroborada por el teniente coronel (R) Gustavo Roa C., ex jefe de la división comercial del Fondo Rotatorio del Ejército.
La acción fue realizada “bajo las instrucciones del cartel de Medellín y su cabecilla Pablo Escobar, donde incineraron y asesinaron, Magistrados, visitantes empleados, policías, guardas de seguridad y todos los documentos investigativos, que evidenciaban los vínculos y acciones narcoterroristas del M-19, con el Cartel de Medellín”, publicado en La Linterna Azul, blog fundado por fundadores del Partido Conservador Colombiano.
Otros actos violentos en los que se involucró el M-19 fueron:
- Secuestro del Avión Curtis C-46 de Aero pesca (1981).
- Hundimiento de El Karina (1981).
- Secuestro de Martha Nieves Ochoa (1981).
- Ataque a la Casa de Nariño (1982).
- Batalla de Yarumales (1984).
- Toma del Palacio de Justicia (1985).
- Batallón América (1986).
- Secuestro de Álvaro Gómez (1988.)
- Secuestro de políticos, industriales y periodistas, más de
- 48 sangrientas tomas guerrilleras a poblaciones y medios de comunicación.
- Intervenciones terroristas bajo amenazas en Radio y Televisión.
- Ataques a Batallones y Embajadas.
El 9 de marzo de 1990 se firmó el acuerdo de paz entre la guerrilla y el Estado colombiano. El M-19 había declarado que la guerra “no era la solución” y resolvió deponer las armas en una negociación con el gobierno de Virgilio Barco.
El cambio de estrategia sin dudas fue muy importante, aunque el objetivo de la agrupación y de sus miembros parece no haber cambiado, y es conducir a Colombia hacia el socialismo, ahora insertado en la toma del poder político por vía del voto en las urnas según la estrategia del Foro de Sao Paulo, que es justamente lo que está ocurriendo actualmente en Chile y Perú.
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En este contexto el Papa Francisco está colaborando intensamente en la realización de este gran proyecto comunista continental.
En 2016, Jorge Mario Bergoglio recibió en la sede del Vaticano al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, quien está acusado de delitos de lesa humanidad.
Bergoglio le pidió a Maduro acercarse en diálogo a la oposición, lo mismo que ahora le pide a Petro.
El Papa asimismo, recibió 5 veces en el Vaticano a la actual vicepresidenta argentina Cristina Kirchner, cuando era presidenta de esa nación.
En 2020, el expresidente brasileño acusado de corrupción, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano, y recibió la bendición papal.
De acuerdo con lo que refirió Lula sobre el encuentro ambos analizaron las perspectivas para un “mundo más justo y fraternal”.
Bergoglio también se reunió con el dictador Fidel Castro, con el prófugo de la justicia de Ecuador, Rafael Correa, y con el expresidente socialista Evo Morales.
“Robar está mal”
Javier Milei, diputado nacional argentino de la Libertad Avanza, apuntó duramente contra el Sumo Pontífice después de que en una audiencia que mantuvo con integrantes de la Administración Tributaria italiana apoyara el cobro de impuestos.
«Robar está mal», escribió el legislador en Twitter.
Otras frases que le espetó Milei al Papa fueron: “Siempre parado del lado del mal», y “Tu modelo es pobreza”.
El Papa había llamado el pasado lunes 31 de enero a los recaudadores de impuestos a “redistribuir las riquezas” y “financiar servicios sociales para ayudar a los pobres”, según el diario Perfil.
En esta diatriba ideológica contra el capitalismo esbozada por el Papa, Milei, quien es también economista, explicó al Sumo Pontífice que «ir en contra de la propiedad privada es ir contra un derecho humano”, y que “la ética del capitalismo está profundamente relacionada con los valores cristianos», sentenció.
En Colombia el actual candidato comunista Gustavo Petro busca también implementar elevados impuestos para realizar su proyecto de “justicia social” y redistribución de la riqueza hacia los pobres.
Petro reveló que si gana las elecciones contará con la asesoría del economista francés Thomas Piketty, que comulga con su visión económica.
El académico francés apoyó a Petro cuando fue candidato para las presidenciales de 2018.
El postulado fundamental de Piketty es ir contra los detentadores de la riqueza, y distribuir sus riquezas.
Por ejemplo, en su libro “Capital e Ideología” propone una tasa del 90% del impuesto a la herencia.
Lo más inquietante es que también quiere vindicar una supuesta superioridad moral de esa redistribución forzada por la izquierda, su premisa en Capital e ideología es moral: «la desigualdad es ilegítima y, por lo tanto, requiere ideologías para justificarse y moderarse».
En este contexto podríamos recurrir nuevamente a Javier Milei.
«Que sepa que la Justicia Social es un robo y que eso va en contra de los mandamientos», había manifestado el referente liberal contra el Sumo Pontífice.
