Los daños causados por el espionaje chino, la piratería informática y otras actividades de «guerra sin restricciones» de la China comunista que afectan a Estados Unidos se «sienten en todo el país en toda una serie de industrias», dijo el director del FBI, Christopher Wray, a una audiencia en California en la noche del lunes 31 de enero.
En un discurso pronunciado en vísperas del año nuevo lunar en la Biblioteca y Museo Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, Wray describió cómo los incidentes de espionaje del régimen comunista se han producido «literalmente todos los días» y con la ayuda de «todas las herramientas de su arsenal» para robar tecnología estadounidense en áreas en las que China es deficitaria.
En concreto, el Partido Comunista Chino (PCCh) pretende sustituir a Estados Unidos como principal innovador y productor mundial de electrónica de vanguardia, un plan plasmado en su programa «Made in China 2025».
Cada 12 horas, el FBI abre un nuevo caso relacionado con el espionaje chino y otras operaciones de inteligencia.
Wray destacó la amenaza a largo plazo que el espionaje chino desenfrenado supone para Estados Unidos, y subrayó que la actividad del PCCh se ha vuelto aún «más descarada» que antes.
‘Empujan a nuestras empresas y trabajadores hacia atrás’
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«Los piratas informáticos del gobierno chino han robado más datos personales y corporativos nuestros que cualquier otra nación combinada. El daño del espionaje económico del gobierno chino no es sólo que sus empresas se adelanten gracias a la tecnología obtenida ilegalmente. Mientras se adelantan, empujan a nuestras empresas y trabajadores hacia atrás».
Según Wray, las operaciones de inteligencia del PCCh superan con creces las de cualquier otra entidad extranjera. Señaló que actualmente hay 2.000 investigaciones abiertas sobre los esfuerzos de Beijing para «robar nuestra información o tecnología».
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«No hay ningún país que represente una amenaza más amplia para nuestras ideas, innovación y seguridad económica que China», dijo Wray.
Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos para contrarrestar el espionaje chino en los últimos años, especialmente desde finales de 2017, cuando la administración Trump designó a China como «competidor estratégico.» Esos esfuerzos se reforzaron en los años siguientes, con funcionarios de la administración que impusieron aranceles a la República Popular China (RPC), sancionaron a empresas chinas vinculadas al Estado y al ejército, y deportaron o juzgaron a presuntos espías chinos.
En 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos lanzó «Iniciativa China», un programa que investiga a los académicos cuyos vínculos financieros con la RPC son oscuros o problemáticos.
La iniciativa fue objeto de críticas desde que la administración Biden asumió el cargo. Los detractores señalan algunos casos abandonados y el hecho de que la mayoría de las personas investigadas son de origen chino.
Los defensores de la iniciativa señalan la naturaleza de «todo el país» de la campaña del PCCh para infiltrarse en las instituciones y la sociedad estadounidenses; en 2017, las autoridades de la RPC aprobaron una ley que exige a todos los ciudadanos y empresas chinas en el país y en el extranjero que ayuden a la recopilación de información de Beijing.
