La Marina estadounidense se apresura a recuperar un avanzado avión de combate F-35C del fondo del Mar de China Meridional después de que se estrellara en un portaaviones y se precipitara por la borda, llevándose consigo tecnología altamente clasificada valorada en más de 100 millones de dólares.
El F-35C se estrelló en la cubierta del portaaviones USS Carl Vinson durante operaciones militares de rutina el 27 de enero, dijo la Marina. El accidente hirió a seis marineros y al piloto, que logró salir disparado del avión antes de que cayera al océano. Se informa que todos los heridos se encuentran en condición estable y en proceso de recuperación.
«Un F-35C Lightning II asignado al Ala Aérea del Portaaviones (CVW) 2, embarcado a bordo del USS Carl Vinson (CVN 70) tuvo un percance de aterrizaje e impactó en la cubierta de vuelo y posteriormente cayó al agua durante las operaciones de vuelo de rutina», señala un comunicado emitido por la Marina de Estados Unidos.
Posible beneficio para Beijing
El caza estadounidense más avanzado de su tipo, el avión furtivo está repleto de tecnología de punta y, si se encuentra, podría representar una victoria para China, que reclama casi todo el Mar de China Meridional como su propio territorio. Según la Marina, el Vinson estaba patrullando con la intención de “desafiar el reclamo territorial [de China] y defender la libertad internacional de navegación”.
El F-35C es una versión del avión especialmente diseñado para operar desde portaaviones. Los expertos marítimos han dicho que un barco de salvamento estadounidense podría tardar más de 10 días en llegar al lugar del accidente, lo que podría dar a los submarinos chinos la oportunidad de encontrarlo primero.
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“Ciertamente, somos conscientes del valor de un F-35 en todos los aspectos de lo que significa el valor” , dijo ayer John Kirby , portavoz del Pentágono. “Y a medida que continuamos intentando recuperar la aeronave, obviamente lo haremos teniendo en cuenta la seguridad ante todo, pero claramente nuestros propios intereses de seguridad nacional. Y creo que lo dejaré así”.
Beijing: Estados Unidos debería dejar de ‘flexionar los músculos’ en la región
Mientras tanto, en Beijing, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, dijo que el gobierno chino no tenía intención de buscar el avión estrellado. “Tomé nota de los informes pertinentes. Esta no es la primera vez que Estados Unidos tiene un accidente en el Mar de China Meridional”, dijo.
“No tenemos ningún interés en su avión. Instamos al país en cuestión a hacer cosas que conduzcan a la paz y la estabilidad regionales, en lugar de flexionar los músculos en la región”.
Aún así, los expertos en seguridad nacional de EE. UU. creen que el ejército chino estaría «muy interesado» en llegar primero al avión. Sin embargo, una misión de salvamento exitosa podría llevar más de 10 días, ya que las aguas turbias y la poca visibilidad en el lugar del accidente complican los esfuerzos de búsqueda.
“Eso es demasiado tiempo”, dice el consultor de defensa Abi Austen , señalando que la batería de la caja negra de la aeronave se agotaría antes, lo que dificultaría la localización de la aeronave.
“Es de vital importancia que Estados Unidos recupere esto”, dijo Austen a la BBC. “El F-35 es básicamente como una computadora voladora. Está diseñado para vincular otros activos, lo que la Fuerza Aérea llama ‘vincular sensores a tiradores'».
China no dispone de esta tecnología, por lo que poner sus manos en ella les supondría un enorme salto adelante, dijo, y añadió que «si consiguen entrar en las capacidades de red de los 35, se socava de hecho toda la filosofía de los portaaviones».
Es la tercera vez que un avión F-35 se estrella en el mar y tiene que ser rescatado. En noviembre del año pasado, un F-35B británico se estrelló en el Mediterráneo tras perder potencia mientras despegaba del portaaviones HMS Queen Elizabeth. El piloto se eyectó del avión y fue rescatado del agua por un helicóptero. El jet fue recuperado del fondo del mar unas semanas más tarde. En abril de 2019, un F-35A japonés, la versión de despegue y aterrizaje convencional, se estrelló a velocidades de más de 600 millas por hora en el océano Pacífico, matando al piloto y dejando solo restos en su estela.
