China y Estados Unidos se comprometieron durante la conferencia sobre el clima COP26 y en un acuerdo que sorprendió al mundo, a «elevar» las ambiciones climáticas y a reducir los gases de efecto invernadero.
El acuerdo, según el New York Times, afirmaba que Estados Unidos y China, los países que más contaminan en el mundo según los medios de comunicación, tenían la «intención de trabajar individualmente, conjuntamente y con otros países durante esta década decisiva» y de «reforzar y acelerar la acción climática y la cooperación destinada a cerrar la brecha».
The Washington Post comentó que la Declaración de Glasgow no incluía ningún plazo o compromiso concreto, «y partes de ella se limitaban a reafirmar esfuerzos que ya estaban en marcha», dijo. En su lugar, afirmaba, el anuncio «parecía tener como objetivo engrasar las negociaciones de Glasgow al entrar en su crucial recta final».
«Ambos vemos que el reto del cambio climático es crucial y severo», dijo Xie Zhenhua, enviado de China para el cambio climático. «Como dos grandes potencias del mundo, China y Estados Unidos, tenemos que asumir la responsabilidad que nos corresponde y trabajar juntos y con otros en el espíritu de cooperación para abordar el cambio climático».
China prometió por primera vez abordar las emisiones de metano. Sin embargo, abandonó las negociaciones poco antes de que más de 100 países llegaran a un acuerdo sobre las emisiones mundiales de metano que Joe Biden había propuesto la semana pasada.
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El acuerdo implicaba un freno a las emisiones mundiales de metano en un 30% para 2030. Sin embargo, Xie dijo que China seguiría su propio «plan nacional» para reducir el metano.
Sin embargo, China se comprometió a «reducir gradualmente» su consumo de carbón durante su 15º Plan Quinquenal, que comienza en 2026, pero no proporcionó ningún plazo concreto sobre cuándo habrá alcanzado el máximo de consumo de carbono y en qué momento se habrían reducido los niveles de carbono y en qué cifras.
«Tuvimos muchas discusiones sobre los picos», dijo en broma John Kerry, el enviado de EEUU para la COP26, y agregó, «llegamos a un punto máximo en cuanto a la reducción».
Y en un tono más serio: «A Estados Unidos y China no les faltan diferencias», aclaró Kerry. «Pero en materia de clima, la cooperación es la única manera de hacer este trabajo». Dijo que el acuerdo era «un paso en el que podemos basarnos para ayudar a cerrar la brecha» sobre las emisiones, informó el Post.
«Ahora las dos mayores economías del mundo han acordado aumentar la ambición climática en esta década decisiva», añadió Kerry.
A través de un intérprete, Xie dijo: «Hay más acuerdos entre China y Estados Unidos que divergencias». Cuando la cumbre estaba cerca de finalizar, añadió: «Esperamos que esta declaración conjunta pueda contribuir al éxito de la COP26».
Más frases bonitas, pero vacías, fueron las de Thom Woodroofe, exdiplomático del clima y miembro del Asia Society Policy Institute que trabaja en la cooperación climática entre Estados Unidos y China, que dijo:
«Aunque no se trata de un cambio de juego en la forma en que lo fue el acuerdo climático entre Estados Unidos y China de 2014, en muchos sentidos, es un paso igual de importante dado el estado geopolítico de la relación», dijo Woodroofe. «Significa que el intenso nivel de diálogo entre Estados Unidos y China sobre el clima puede ahora empezar a verse como cooperación».
Manish Bapna, presidente del grupo ecologista con sede en Washington Natural Resources Defense Council, dijo que el acuerdo era una «buena noticia», aunque no del todo. Por esta razón, dijo, «si queremos mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados, necesitamos urgentemente que los compromisos de cooperación se traduzcan en objetivos climáticos más firmes y que se cumplan».
