Hay imágenes que muestran consecuencias de impactantes desastres naturales, pero lo extraño es que -en algunas de ellas- hay estatuas de Buda que permanecen en pie.
Por ejemplo ocurrió en Japón, cuando asoló el terremoto y posterior tsunami en marzo de 2011 y también ocurrió en Sri Lanka, donde una estatua de Buda quedó sentada intacta sobre el suelo de una casa destruida, en los alrededores de Hikkaduwa, el 12 de enero de 2005.
Las imágenes hablan por sí solas pero… ¿Es una coincidencia que a las estatuas de Buda no les pasara nada? Hay personas que opinan que quedan intactas debido a que tienen un gran“campo magnético” o un “campo de energía especial”.
Un comentario de un ciudadano de Sri Lanka respecto al tsunami fue: “Las personas no piensan en ello sólo como una catástrofe, sino que más bien Dios les está advirtiendo que tienen que mejorar su comportamiento”.
La sabiduría milenaria señala que los desastres naturales ocurren en lugares en que la moral declina y que estos son justamente advertencias para que las personas se purifiquen mientras pagan su karma, se perfeccionen y se posicionen del lado de la bondad.
La retribución inmediata al intentar romper una estatua de Buda
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La página web Minghui.org cuenta un testimonio de una persona durante la Revolución Cultural, etapa oscura de China en la que se demolieron estatuas y templos.
En un diálogo, uno de los interlocutores mencionó que hay seres divinos en todas partes, observando todo lo que hacemos y que si bien es una creencia antigua, hoy en día no muchos siguen creyendo en ella.
Otra persona replicó diciendo: «Yo lo creo. Cuando empezó la Revolución Cultural (1966-1967), yo estaba en sexto grado. Era la época en que demolían templos y destrozaban estatuas de dioses y fo por todas partes. En nuestro pueblo había un gran templo. La sala principal, ‘Mahavira Hall’, tenía una estatua de fo muy alta.
«Aquel día, la maestra nos dijo que trajéramos nuestras herramientas para destrozar la estatua de fo. Nos indicó que empezáramos por el corazón de la estatua y lo sacáramos intacto, porque se decía que en el momento de su construcción se había colocado en la estatua un gran corazón de cobre o plata.
«En cuanto dejó de hablar, se llevó la mano al pecho, se desplomó en el suelo y no pudo levantarse. Al momento siguiente, todos sentimos un dolor atroz en el pecho. Todo el mundo gritaba: ‘¡Me duele!’. La maestra estaba tan asustada que se arrodilló en el suelo y dijo: «¡Basta de destrozos! ¡No más destrozos! Volvamos todos a la escuela’. Después, el dolor fue desapareciendo poco a poco. ¡Cómo no creer que la divinidad nos estaba avisando!».
«Lo viví personalmente y, aunque han pasado más de 50 años, aún lo recuerdo vívidamente, como si hubiera ocurrido ayer mismo. Este incidente afectó a mi visión del mundo y a mi vida. No me atrevo a hacer lo que quiero sin ninguna reserva. Siempre siento que hay un poder en alguna parte que controla todo en el mundo».
